La reputación nace de la interpretación de resultados obtenidos por terceros. Necesita de un juicio de valor humano que evalúe un sin-número de variables cuantitativas y cualitativas, para, al final, sacar un veredicto sobre una persona, una empresa, una organización o institución. De ahí, que los valores directores de nuestros actos sean clave para influir en este veredicto personal, ya que van a influir de una forma directa a lo que se publicará (indexará, guardará y encontrará) en internet.

1) Humilidad

saber escuchar y empatizar con el prójimo (digital y no) para entender las razones de sus actos y conocer la tendencia de futuribles. Sin duda, el paso previo a mantener una relación de calidad y de largo recorrido.

La relación interpersonal es una compleja pugna de poderes en la que todos, de manera consciente o inconsciente, luchamos por él. Si cedemos (humilmente) el poder de la situación a nuestro interlocutor, pasa a tenerlo él, pero sorprendente y paradójicamente, si hemos creado esta situación de equilibrio de poder (igualando las fuerzas de ambas partes), es porque le hemos cedido nosotros, por tanto, y en cierto modo, hemos sido nosotros quienes teníamos control de este poder y lo hemos podido ceder. Quien no lo posee, no puede cederlo.

De aquí la importancia mayúscula de la humilidad (en relación al poder) en cualquier relación para encontrar el equilibrio, y hacer la relación sostenible. Cuando se rompa esta cesión, el equilibrio se perderá, y la relación se romperá iremediablemente iniciándose el conflicto.

Un día hablaremos más en profunidad sobre este factor poder.

2) Humanidad

asumir los errores y críticas como partes importantes en el progreso de crecimiento propio y/o de la organización, actuando de preciados reductores espaciales entre la organización y sus públicos, haciéndola más real, más vulnerable, más cercana, más creíble; al fin, más humana.

3) Transparencia

dar la información necesaria y relevante al usuario que la requiera, a través del canal más adecuado para él. Deberá combinarse también con guardar confidencialidad de los datos que se consideren privados entre partes, y discriminar lo que no tiene valor para el receptor y le es incluso molesto.

4) Sinceridad

no escudarse tras el monitor y saber dar la versión más cercana a lo que la organización entiende como su realidad, su verdad. Deberá explicarse de manera inteligible para cada uno de sus públicos, y asegurarse que el mensaje ha sido comprendido en su totalidad (evaluaciones). También tendrá que hacerse un buen manejo de las expectativas generadas por según qué informaciones, y su impacto en opiniones.

Aplicando este mix de valores primarios el resultado obtenido será un segundo nivel: credibilidad, honestidad, cercanía, y por supuesto: aceptación por parte de nuestra comunidad (nuestros públicos). De esta manera, se construirá una fuerte reputación, también indexada, visible a sus públicos, notoria en los medios y positiva para la toma de decisión de si confiar en usted (su organización o productos) o no.

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Francesc Grau

Obrero de la comunicación 💬 CEO de Chatforce.tech 💡 y autor 📚 de libros, artículos y este humilde blog

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