El concepto de reputación evoluciona a la velocidad de la red junto a la necesidad de las personas en sacar un juicio de valor sobre algo o alguien. Un día hablaremos sobre reputación de productos y servicios, pero hoy me centro en la reputación sobre personas.

Si limitamos la documentación que conseguimos sólo en internet, conseguiremos como producto un conjunto de resultados de actividad digital sobre alguien. La idea que nos formemos sobre esto, será la reputación online de esa persona. Y a día de hoy, no es poca! Desde información publicada por él mismo, hasta entradas y referencias hacia él de terceros en distintos medios. Y añadimos el tercer factor a la ecuación: el etiquetaje personal y reviews de perfiles. La primera muestra de este factor totalmente ajeno a cualquiera de nosotros y sin control alguno de lo que alguien diga sobre nosotros fueron las listas en twitter. Podemos alistar a cualquier usuari@ en twitter en una lista creada por nosotros bajo el nombre que deseemos, a modo de etiqueta, que se asociará directamente a los miembros que metamos en esa lista.

Pero las listas de twitter, implementados en octubre de 2009, no hicieron más que abrir y cotidianizar el review personal. Hoy existen distintas herramientas que permiten el etiquetaje personal y colgar reviews a quienes deseemos sin validación de ellos (como sí exige una recomendación en LinkedIn), ni tan siquiera tener control alguno de los comentarios y opiniones que nos dejan en nuestro muro de valoraciones de terceros sobre nosotros. Cada una de estas herramientas usan los códigos que el canal donde corren les permite, pero su finalidad es bien clara: valorar y etiquetar libremente a quien quieras para que otros puedan consultarlo.

(aunque muchos de ellos van extendiéndose a más redes)

El paso siguiente nadie lo conoce, pero me arriesgaría pronosticando rankeos, como ya estamos acostumbrados a día de hoy con artículos y productos, pero con personas. Tablones de Hall of fame, y sus antagonismos… publicados y completamente accesibles. Quizá nos podría parecer divertido a primera instancia, pero imagínese unas listas negras abiertas con “los más criticados” a clamor popular, clasificados por temas. O un ranking de los médicos, profesores, abogados o profesionales en general, más despreocupados o no-confiables.

Para llegar este punto creo que aún le falta bastante madurez a la red. Madurez (1) técnica, en todo a lo que refiere a identificación personal en una identidad online, y madurez (2) en la consciencia como sociedad digital de convivencia. Pero veo a ambas en pañales.

Nos falta una buena dosis de responsabilidad en el acto de interactuar en internet, sea publicando, valorando u opinando sobre algo o alguien. Muchos usuarios aún no son conscientes que dejando un comentario peyorativo hacia alguien, este hecho está afectando su propia reputación, la percepción de su identidad digital hacia los otros, no sólo a quien va dirigida su crítica feroz.

Espero que falte aún algún tiempo para eso y tengamos tiempo a crecer como sociedad digital. Aunque no soy muy optimista en este sentido y me encantaría equivocarme… 😐

Actualización:

En 2013, aparece Lulu, una app para mujeres donde “califican” en “privado” a los hombres a través de sus datos publicados en su perfil público de Facebook

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Francesc Grau

Obrero de la comunicación 💬 CEO de Chatforce.tech 💡 y autor 📚 de libros, artículos y este humilde blog

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