Tema escabroso donde los haya pero tan real y candente como la vida misma. Esta misma tarde, con los compañeros de RAC1, hemos resaltado los efectos digitales en las desapariciones de usuarios en redes sociales.
Según la estimación de desapariciones de Entrustet, durante este 2011, unas 400.000 usuarios nordamericanos de Facebook perderán la vida, de un total de más de 1,5Millones de usuarios online de todo el mundo.
La baja por desaparición de un usuario en una red social no es un hecho ni mucho menos aislado. A demás, los protocolos de petición de baja no son nada fáciles. Se exigirá un mecanismo complejo, ya que el propio usuario no puede darse de baja a sí mismo. Tampoco debería aparecer su perfil en las ventanas de promoción de recomendaciones de nuevos amigos (ya que para sus no-contactos, pero quizá si conocidos, sea desagradable verlo). Pero sí debería ser tarea difícil y sobre todo segura para familiares.
Una de las soluciones que parece afianzarse en la red social es la creación de una página de memorial para el difunto, donde amigos y conocidos puedan visitar y dejar sus mensajes de tributo. El acceso a la solicitud de este espacio está restringido a los usuarios confirmados. Según la política de privacidad de la plataforma, sólo se cerrará la página si se solicita con documentación legal.
Uno de los dilemas que se le plantean es que no se puede automatizar este proceso, dada su sensibilidad. Y algún empleado de la plataforma tiene que verificar de alguna forma que el supuesto difunto realmente lo sea para darle de baja como ‘perfil vivo’. Sería la única forma de evitar errores en procesos automáticos o posibles bromas.
En el caso de twitter, la baja de un perfil se acompaña de un backup de sus tweets públicos. Tendrá que solicitarse vía formulario, dando sus datos personales con la relación con el difunto, datos del desaparecido, y un enlace a documento o notícia en prensa que acredite su defunción.
En otros servicios de comunicación online, como el Gmail o Hotmail, puede revelarse la contraseña de otra cuenta en ciertos casos especiales, aportando documentación personal del propietario fallecido, o aportando testamento judicial que explicite que el solicitante es el heredero legítimo. El proceso puede llevar unos 30 días.
Existen servicios específicos para estos casos, como Legacy Locker, quienes ofrecen un servicio de testamento vital online. En él, se puede protocolizar cómo queremos que se nos recuerde en nuestra dimensión digital. En realidad, la denominación de “testamento” sería incorrecto ya que la legislación en cada país es distinta, pero internet es global y el concepto es entendido para todo el mundo. Más servicios ‘del sector’ podrían ser My Webwill o Find a grave, de lápidas digitales
También existen servicios integrales de borrado de toda actividad social pública. Unos de los más conocidos es SuicideMachine, SocioClean o el reciente PassMyWill.
Ser consciente que en este momento en que vivimos, ninguna información emitida en internet es totalmente privada, y si nunca tenemos la necesidad de echar atrás el contenido que hemos subido no será fácil.
[08-12-2012] Death on Facebook now common as “Dead Profiles” create vast virtual cementery
[13-01-05] Quién controla tu legado digital
[photo by MadMark455 ]
Facebook, #Twitter, Email- Preparing For Your Digital Afterlife http://t.co/uE4VpHbMjL #pinterest #smlaw /@ciaoblue pic.twitter.com/DeFHW8Kagn
— Sean Gardner (@2morrowknight) February 12, 2014
Nueva política de Facebook permitirá la 'inmortalidad'
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Para reclamarla
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— Francesc Grau (@FGrau) February 12, 2015