Lo dicho, dicho queda
Una de las cualidades importantes de este universo digital en el que también vivimos es la permanencia de los contenidos que se publican. Hemos hablado repetidas veces de las implicaciones a consecuencia de lo que una persona publica en Internet, tanto en el momento en que lo hace (tiempo real) como el rastro que queda detrás, y que conformará semilla de su reputación online.
Para las marcas, esta permanencia de contenidos es clave en dos sentidos. Uno, para construir su discurso hacia los consumidores y generar diálogo con ellos. Y el otro, para atraer nuevos usuarios a partir de la indexación del contenido publicado en los buscadores y luego mostrado en los resultados de búsqueda.
Pero lo que no vamos a menudo es el resultado negativo de esta permanencia de contenidos, originado por la retirada de alguno de los mismos por un medio de comunicación. Una retirada que es interpretada inmediatamente como censura más que como una enmienda (sobretodo viendo la temática sensible de la pieza eliminada).
Cualquier contenido publicado en Internet compromete su presencia de inmediato e irrefutablemente justo en el momento en que:
- cualquier usuario lo ve y lo captura
- uno de los crowlers de un buscador lo indexa en su caché
Aquí, el ejemplo de esta noche del artículo de Sánchez Piñol publicado y retirado momentos después por La Vanguardia. El periódico tiene hoy la responsabilidad de explicar sus motivos..
¡Sí al museo militar! :Albert Sánchez Piñol – El señor Ricardo Álvarez-Espejo, teniente general del… http://t.co/xGOgyR2Y5m
— Rafael Cubí (@RafaelCubi) February 8, 2015
@nuvol_com l’article de Sánchez Piñol que La Vanguardia ha eliminat després de cinc minuts http://t.co/bvYFg2zsSN Però no hi ha censura, no
— Isidor Marí (@IsidorMari) February 8, 2015
Google demostra que l’article de #SánchezPiñol es va publicar momentàniament https://t.co/7hc1ia9SX1 pic.twitter.com/hoYV1fO8R9
— David Parreño Mont (@dapamont) February 8, 2015