Estos últimos días, en España, hemos asistido al espectáculo mediático que representan las campañas electorales presidenciales. Como consultor en online crisis, me interesa en especial el tratamiento que se da a la información, su gestión y resultados, en tanto que sus procedimientos son extremadamente parejos.
Una crisis, tal i como la define Dennis L. Wilcox, es “un acontecimiento extraordinario, o una serie de acontecimientos, que afecta de forma diversa a la integridad del producto, reputación o estabilidad financiera de la organización; a la salud y bienestar de sus trabajadores, de la comunidad o del público en general”. Partiendo de esta definición, que creo bastante ajustada, y teniendo en cuenta las particularidades de los protocolos de comunicación en tiempos de crisis, me remito a considerar las similitudes entre la comunicación de crisis (propiamente dicha) y la comunicación de los partidos políticos que se presentan a unas elecciones:
constitución del comité de crisis (grupo de campaña)
programación para la difusión de materiales en los tiempos precisos para su publicación (ejes de campaña, mensajes clave, publicidades)
elaboración de materiales informativos/paliativos (anuncios, comunicados, declaraciones, argumentario)
contactos con públicos de interés
internos (militantes)
externos (periodistas, líderes de opinión, simpatizantes)
aprovechamiento de todos los canales de comunicación
offline (mítines, encuentros, paseos, medios de comunicación)
online (redes sociales, websites de partidos y microwebsites de campaña, blogs, YouTube, Twitter, virales)
procedimientos de gestión de la información
reuniones diarias y continuadas del comité (de campaña)
seguimiento exhaustivo de la información publicada en medios tradicionales y online (monitoreo y tracking informativo)
elaboración de contestas de ataques y ofrecimiento de información personalizada a las microaudiencias
emisión de mensajes claros y concisos a la opinión pública
tensión, premura, toma de decisiones, etc.
Y, en definitiva, una oportunidad para renovar la confianza de sus consumidores (electores) y continuar su actividad habitual (seguir en el gobierno).