Este mes se han cumplido 39 años (1969) desde la primera transmisión de datos vía red, no de manera local. Lo que entonces fue un pequeñísimo logro, ya que tal y como se cuenta, Charley Kline -estudiante de informática de la Universidad de California (UCLA)- quiso enviar la palabra “login” a otra máquina (vía ARPANET, el primer proyecto de unión de computadoras) ubicada a unos 500 kilómetros, en Stanford Research Institute, bajo la supervisión de su profesor Leonard Kleinrock; sólo llegaron los dos primeros caracteres a su destino. La máquina se colapsó! Hasta al cabo de unos minutos después, no pudo completarse la transmisión completa de la palabra.
Hechos como éste me hacen reflexionar profundamente sobre la autoconscienciación de qué momento estamos viviendo en cada momento. Por supuesto, Kline y Kleinrock sabían que su cometido era importante, pero daría por hecho que ninguno de ellos, en aquel instante, sabía la revolución global que iba a suponer ese éxito tan pequeño. Seguro que ninguno de los dos podían imaginar la situación actual de conocimiento y comunicación planetario.
No todo lo que hacemos va a suponer tal cambio (ni mucho menos!) pero sí que lo que hacemos puede suponer cambios, más o menos pequeños e influyentes en nuestras propias vidas, y en las de los que nos rodean. ¿A cuántos premios Nobel cuando empezaron su carrera de investigación ignoraban su capacidad?, o ¿un empresario delante de todo un grupo de empresas ganadas a pulso a través de su trabajo, iniciado con sólo una idea y un garaje? también tengo ejemplos negativos tan habituales como accidentados: ¿a quién que acaba de sufrir un accidente, le iba a decir tan sólo 1 minuto antes de padecerlo, que le iba a suceder? Y tanto otros…
Yo intento ser consciente de todo aquello que hago, sobretodo para bien 🙂 , y… larga vida a internet y sus posibilidades!
(photo by esteban_campero)