Me ha sorprendido esta noticia de portada: “Los empleados y ex empleados son los mejores embajadores de la marca que el dinero no puede comprar, pero las empresas no se asocian con ellos“, por ser un concepto tan básico y, al mismo tiempo, tan clásico; a la vez que tan difícil de entender en las grandes compañías, y verlo ahora después de justo 10 años que lo contaba en este mismo blog: ¿Se imagina la fuerza de ventas de su empresa apoyada por toda su plantilla?
Sin duda, la base de empleados de una gran compañía posee uno de los mayores poderes de prescripción de los productos y servicios que su compañía comercializa. Su credibilidad se basa, por un lado, en el conocimiento del producto o servicio, la satisfacción de pertenencia en la compañía por la que trabaja, y especialmente en su propia reputación como individuo. Pone por delante su persona como aval de sus palabras, y eso, realmente, no tiene precio para una marca.
Imagina que este esfuerzo de prescripción de los productos/servicios lo hace un/a empleado/a en sus redes sociales, para todos sus followers, quienes confían en el/la. De acuerdo. Imagina que lo hacen 100. Imagina que lo hacen 1,000. Imagina que lo hacen 10,000. ¿Cuánto alcance con mensajes creíbles puede tener esta compañía a través de la base de empleados, sin invertir ni un €uro en promoción externa?
Bien, pues esto es lo que plantea este artículo escrito con ejemplos reales de empleadas promocionando productos en su canal de TikTok, y su compañía permanece ajena a esta ‘fuerza natural’.