La gran demanda y la buena acogida que están teniendo los nuevos canales sociales a día de hoy por parte de las personas, empresas y organizaciones, no copa en absoluto la totalidad de todo individuo físico o jurídico viviente. Los que nos movemos entre blogs, twitters, flickrs y youtubes sabemos que coexistimos con otra realidad totalmente distinta -y muy alejada- de esta euforia que promulga la apertura, la transparencia, la actualización constante de contenido, la relación entre iguales y diferentes, el diálogo entre conocidos y desconocidos, la compartición de información, la discusión de ideas y proyectos, la experiencia colectiva a tiempo real, etc.; a través de unas herramientas que levantan (por qué no decirlo) el temor a quien bien (1) no las conoce, o (2) le abruma tal cantidad de canales, medios, soportes, plataformas y demás espacios que sólo buscan la publicación de información ajena, además de permitir y fomentar la crítica de las aportaciones propias y las de terceros.
Este segmento de población está allí (aquí), y hablándolo con algunos de ellos, realmente unos nos encontramos ante un problema de comprensión, y los otros se encuentran en un principio de exclusión, un gap –hoy aún– comunicativo, que mañana será cultural y pasado mañana, económicosocial y competitivo.
Mi opinión es que tarde o temprano, el mundo online se equiparará con el offline, ambos se normalizarán uno al otro, se darán completamente las manos en todos los sentidos, facilitándose soluciones a sus problemas y equilibrándose en sus defectos y virtudes. La tecnificación de la vida, a favor del progreso humano y su facilitación de tareas es inevitable (para bien o para mal). Podemos avanzar juntos en esta dirección. Ánimo a los escépticos! y voluntad a los demás! 🙂
[photo by turuntuneando]