En un post anterior citaba las 3 responsabilidades clave que tiene que asumir quien entra en los medios sociales (empresas, organizaciones, instituciones). Pero a parte de la mentalidad que necesita tener quien quiera estar en este contacto con sus públicos, hay unas consecuencias a nivel orgánico importantes a destacar.
Ya hemos dedicado alguna vez a analizar la psicología de un buscador, sus parámetros y preferencias a la hora de mostrar resultados ante un criterio de búsqueda. La obviedad que representa el hecho de que si muestra multitud de entradas es que están allí, indexadas, guardadas y quizá duplicadas y replicadas en distintos servidores. Y toda la información que se genera cada día, a través de todas las distintas plataformas sociales, se va acumulando en un histórico de información que al cabo de un tiempo, puede trazar todo un recorrido de qué ha hecho una persona, una empresa o una organización. Se sacarán conclusiones y se tomarán decisiones sobre los resultados aparecidos.
Pero, qué aparecerá? Pues de lo que se basan los resultados de un buscador generalista: informaciones capilares inconexas y descontextualizadas sobre diálogos, hilos de foros, fotografías de momentos, vídeos subidos a raíz de una cena o charla, comentarios a un post concreto (bueno o malo), informaciones de prensa electrónica (referente a alguna notícia aparecida), algún que otro perfil de individuo vinculado de alguna forma con el objeto de la búsqueda, etc. Todo un rompecabezas a recomponer según las ganas de interpretación del sujeto que ha googelizado la búsqueda.
Cada día, volcamos cantidades inmundas de información en la red que a partir de ese mismo instante queda guardada, tagetizada y puede ser encontrada con mayor o menor fortuna. Démosle a esta capacidad de almacenamiento histórico el valor que merece, y seamos conscientes que hoy (ahora) todos estamos escribiendo nuestro pasado.