Son muchas las compañías que, bajo un “aparente control” de sus comunicaciones internas, en realidad no lo tienen: el 90% de estas comunicaciones entre sus empleados suceden dentro de una aplicación americana (Whatsapp) o rusa (Telegram), fuera del paraguas corporativo.
Las gravísimas consecuencias de abandonar este volúmen de información que la compañía debería capitalizar y proteger son enormes: fugas de información constantes, vulnerabilidades de confiencialidad permanentes por no poder garantizar quién está dentro de cada grupo existente, imposibilidad de administración de grupos por parte de la empresa para enviarles información útil y veraz..
Personalmente siempre recomendaría tomar el control de las comunicaciones corporativas, igual como no dejaríamos al libre albedrío los correos de trabajo que se mandan entre directivos, empleados y a clientes/proveedores; y asegurarlas a través de una plataforma de comunicación interna capaz de ser usada por todos los niveles digitales de la empresa: tanto los perfiles de un nivel digital mayor como los perfiles de nivel digital menor.
Sólo con un sistema que garantice y securice las comunicaciones que se envían hacia dentro y fuera de la organización se respetarán las privacidades y guardará la confidencialidad de los datos enviados.