La última campaña que ha lanzado la Iglesia española (a través de su Conferencia Episcopal), pivontante sobre el eje de la nueva ley del aborto que prepara el Gobierno de ZP, segue en línia con los cánones a que nos tiene acostumbrados. En vez de tanta campaña publicitaria reaccionaria “en contra”, lo que aconsejaría sería que aplicase otras técnicas de comunicación “a favor” mucho más efectivas para aproximarse al verdadero problema que sufre la institución: no sintoniza con su target.
Cuando mayor sea la organización, mayores esfuerzos de inclusión de públicos deben dedicarse en el plan estratégico para gestionar las relaciones con ellos. Pero a estas alturas de la película, personalmente dudo que exista planficación alguna en las determinaciones episcopales. En comunicación de massas, se sigue apostando por el mensaje unidireccional, buscan el máximo impacto mediático en el menor tiempo posible, con unos presupuestos enormes (y en tiempos de crisis), y unos discuros muy cercanos al populismo que –sinceramente- no les hace ningún favor a ellos, ni a sus followers.
Desde mi humilde punto de vista, una organización mundial como es una confesión, debe empezar a trabajar el contacto p2p que en su día inició su líder, trabajando las grandes posibilidades de relación entre las personas, a través de plataformas web 2.0 y redes sociales, aproximarse a su público en tono sincero y cercano a sus dificultades; en definitiva, dejar de buscar la inmediatez y empezar a creer en los principios de su propio mensaje.