El miedo es la aprensión a lo desconocido, al riesgo, a la amenaza. Nos asusta todo aquello que no sabemos, que no controlamos, que no dominamos en su totalidad. Todos lo tenemos, pero a medida que crecemos, vamos superando nuestros miedos, a golpes de experiencia. La madurez en los distintos campos nos ayuda a encajar realidades que llegadas de manera prematura, nos hundiría en una terrible miseria emocional.
Internet es joven. Los usuarios, también lo somos. Dos terceras partes del universo internet son individuos digitales de no más de 10 años. Estamos en la preadolescencia, en plena época de aprendizaje. En la clase, no hay profesores, impera un cierto caos, autoregulado por los propios alumnos. Es cierto que hay algunos adelantados que llevan alguna lección autodidacta muy bien aprendida, y la comparten con otros compañeros. Hay quien cobra por ello y quien no. Y en horas de recreo, todos hablan y se relacionan entre sí, y claro, hay marrones; igual que hay quienes juegan sus roles de manera admirable por su temprana edad.
A parte de los consejos que los unos puedan recibir de los otros, hay una educación heredada de sus hogares y familias (la personalidad propia de cada individuo, por supuesto) que les proporciona unas pautas (muy) básicas para la interacción social. Su comportamiento, desarrollo en comunidad y propias normas de actuación y autoregulación –ciertamente difíciles de explicar-, se pueden reducir fácilmente en lo que todos denominamos y ‘entendemos’ como el ‘sentido común’. Y es a través de él como simplificamos el resultado de una ecuación de miles de variables aleatorias en tan sólo un instante de decisión: contestar o no a un comentario. Y si lo hago, de qué manera, incluso sacándole provecho.
Como muchas cosas en la vida, no viene con manual de instrucciones, tendremos que canalizarlo y reaccionar como bien sepamos, guiándonos únicamente con la buena fe y nuestro instinto personal. A medida que vayamos ‘creciendo’ en esta vida en red, cruzaremos nuestra pubertad digital, y podremos ser unos buenos ‘adultos’.
¿Clarificante, no? 😉
[foto by elitsa]