Una situación, cada vez más extendida, y que muy probablemente puedes haberte encontrado es la que otro usuario, seguidor tuyo o no, te pida hacer RT de una información que le interesa difundir a través de tu perfil (personal o corporativo.
Partimos de que un RT es una citación o una prescripción, en Twitter, sobre un contenido ajeno al que se da visibilidad, principalmente a nuestra comunidad de seguidores. Cuando se le pide a alguien que Please RT, realmente le estamos pidiendo que diga algo hacia quienes él se ha ganado (temporalmente al menos) su interés en seguirle en nombre nuestro (sus seguidores). Y si tenemos que pedirle es porque puede que no sea plenamente de su interés y nos lo haga -en muchos casos- casi como un ‘favor personal’. Y pedir favores a desconocidos, de partida, ya podemos imaginar qué tasa de conversión puede tener..
En definitiva, que no es para nada un acto vulgar en sí mismo ya que tiene una connotación de implicación personal por parte de quien tiene que tuitear en público lo que se le pide.
Dicho todo esto, y dejándonos de preámbulos, no tiene que haber nada malo en ello, ni mucho menos. Excepto, y aquí mi asombro: el enojo de quien pide el RT si a quien se lo pide se niega a hacerlo por responsabilidad. Y me explico.
Tod@s los que nos dedicamos a esta profesión de la comunicación digital conocemos el esfuerzo que constituye la creación de una comunidad entorno una marca (comercial o personal).
El estudio de los públicos a los que la marca se dirige. Sus intereses, la aceptación y rechazo de contenidos, la curación de los mismos, la relación con ellos, el cuidado constante para mantener vivo el interés hacia todas aquellas personas que han mostrado su voluntad en seguir la marca y lo han expresado digitalmente con su “follow”.., etc. Con este trabajo, se consigue muy poquito a poco consolidar una comunidad, mayor o menor en número, con un discurso coherente y constante. Y es justamente en este momento cuando atrae la atención de quienes requieren precisamente de este activo: visibilidad + credibilidad. Y aparece una de tus comunidades y se te contacta, en público (via @reply) o en privado (via DM), con la petición del Please RT su contenido. Tu le agradeces que hayan pensado con esta comunidad, analizas el susodicho contenido y ves que no encaja para nada con la línea editorial que ha mantenido y atraído al colectivo que hoy posee el grupo. Y así se lo comunicas, también de buenas maneras, incluso con esta misma explicación, y abriéndole la puerta a posibles futuras aportaciones de otras temáticas más afines a las tuyas.
Es justo en este momento cuando se te critica, como administrador de la misma, ninguneando al hecho del RT: “un retuit no te cuesta nada”. Ya lo he oído todo.. justamente quien quiere ese RT se pone en contacto contigo porque ha valorado tu comunidad, pero cuando se le comunica que el contenido no encaja (o no interesa), inmediatamente desprecia el material de construcción que lo ha hecho posible: estrategia y tuits de valor publicados a lo largo de la vida de la cuenta.
Esta es la paradoja: que te pidan un RT y si le niegas, que se enoje por denegar un acto tan “simple”. Pero por otro lado, nunca lo hubiera pedido si no hubiera encontrado atractiva tu comunidad, construida con esfuerzo y esmero.
Este enojo sin sentido, a mi modo de entender este trabajo y en función del contexto en que se dé, la puedo entender como:
- una falta de educación (si las formas no acompañan o no son las más adecuadas. Sobretodo si quien se te dirige es un auténtido desconocido)
- una falta de netiqueta (cultura propia del medio. Quien lleva algún tiempo en Twitter ya conoce qué pan se da, y cómo conseguir las cosas)
- una falta de profesionalidad (si no se ajusta a tu universo de contenidos y publicaciones. Si la petición de RT está muy alejada de tu línea editorial de contenidos y/o del carácter y tono, se ha hacho mal el trabajo de investigación y búsqueda de medios por parte de quien lo pide)
En definitiva, pedir RTs no tiene por qué estar mal, aunque sí hay que racionalizarlo y usarlo como una herramienta muy potente con diplomacia, tratándola con el respeto y profesionalidad adecuadas.