Por la fiebre del ROI en internet se focaliza injustamente la atención unicamente sobre las interacciones, las reacciones sobre una acción concreta. Comprensible, pero erróneo. Sesgado. Una gran masa de ‘oyentes’ también son impactados y no realizan ninguna acción directa, o al menos digitalmente medible. Se descarta este dato de saque. Y incluso puede que haya comprado la idea o el producto ipso facto. No lo sabemos. Igual que no sabemos si de todos los likes realizados cuántos comprarán producto.
En los medios tradicionales no existe (tanto) esta obsesión. Creemos casi religiosamente a unos únicos datos (incontrastables y de dudosa naturaleza secreta) y tanto la misma audiencia como los anunciantes, contentos con ellos mismos y con los datos incontrastables.
Por esa misma razón quiero romper una lanza, aquí y ahora, a favor de los pobres lurkers. De hecho, ante la cantidad inabastable de información a la que estamos expuestos y consumimos a diario, todos somos lurkers en la mayor parte del tiempo. No dejamos comentarios a todos los posts que nos agradan o desagradan, ni a las fotos de Flickr o los vídeos de Youtube que miramos. No retuiteamos a todos los tuits que leemos, añadiendo algún tipo de valoración positiva o negativa que sí nos pasa por la cabeza pero que no ejecutamos el retorno para él. No damos likes a todas las actualizaciones en Facebook que nos gustan ni a las fotos de Instagram que vemos. Somos lurkers, si; consumidores de contenidos, y no por eso tenemos que pasar totalmente desapercibidos por quienes han publicado todos aquellos contenidos que hemos consumido y no interaccionado.
Porque lurkers somos todos.
[photo by thinkiandy]