Acabo de recibir un mensaje privado, via twitter (DM), de uno de mis últimos followings. En muchas ocasiones, al seguir un nuevo usuario, recibes un mensaje automático de bienvenida de este tipo. Seguramente responde a una supuesta norma de protocolo de netiqueta implícito que recoge la posibilidad de saludar al recién llegado con un mensaje enlatado, cuando no huele a cierto spam…
Aquí, unos cuantos ejemplos…
Y pregunto: ¿le gusta la simpatía autobotizada de quien acaba de seguir, o prefiere su silencio sincero?
Internet reposa sobre una base tecnológica que incita siempre a la automatización. Y en el caso de las relaciones, a su industrialización. Si me permite, prefiero la naturalidad y llegar donde mi humilde persona consiga, sin extensiones excesivas. La propia plataforma actúa ya como buen sistema extensivo y me es más que suficiente.
No me gusta poner demasiadas automatizaciones de por medio. No uso RSS de publicación automática, no casi leo feeds sin pasar con frecuencia por la fuente en cuestión… Mi método prioriza en mayor tiempo y dedicación a las relaciones con las peronas incluso por encima del puro interés de su contenido.
En el momento de extrema abundancia informativa en el que nos encontramos, evito infoxicacarme tanto como puedo del contenido no validado por mis fuentes de confianza.
Soy un romántico de la red más humana, sí; y así quiero seguir 🙂
Pero cuénteme usted…
[actualización 23-03-2011] Es oficial: A nadie le gustan los DMs automáticos