Cuando llegaron los primeros síntomas de dospuntocerismo en la web, con algunos foros i weblogs, se empezó una carrera imparable hacia la equiparación del poder entre (1) la unidereccionalidad de las webs corporativas y (2) lo que sus visitantes y usuarios pensaban sobre ellas y sus contenidos. Aquello sólo fue muestra de lo que iba a llegar. Siguieron las plataformas con tecnologías web 2.0, las redes sociales y comunidades diversas aparecidas espontáneamente por parte de los internautas, quienes se organizaban y estructuraban para dirigirse a favor y en contra de lo que las marcas les proponían, dentro o fuera de la red (este detalle, también lo encuentro importante). Pero lo mejor estaba por llegar.
Estas plataformas sociales, permiten abrir el diálogo entre organizaciones y sus públicos dentro de sus entornos: blogs, facebook, twitter, youtube, ciao, swotti… (largo etcétera); es decir, dentro de dichas plataformas a modo de comentarios y diálogos esparcidos por múltiples espacios en internet. Y entonces, quizá en el mejor de los momentos de ebullición del estado de opinión, aparece Google con su herramienta definitiva: el sidewiki. A mi modo de ver, es una maravilla de la maquinaria relacional online, es el gadget por excelencia, sobretodo, para el usuario; y que realmente obliga a los propietarios/administradores de websites a salir a pecho descubierto a conversar con sus públicos online, exponiéndolos al mismo nivel a unos y a otros. Con esta herramienta funcionando, ya nadie puede encerrarse tras su muro digital e evoca a todo el mundo a salir a participar.
Conceptualmente, Google sidewiki lo veo, en cierta manera, como una vuelta a los orígenes: la muestra definitiva que vivimos en una comunidad global viva que tiene mucho que decir. La libertad de cualquiera de poder decir lo que piensa con independencia del beneplácito del oidor. De las opiniones libres de polvo y paja, sin posibilidad alguna de optimizaciones ni intervenciones de terceros (y ya han aparecido los primeros miedos corporativos, entiendo que totalmente justificados).
También quiero manifestar la inquietud que todo esto representa y que, sin duda, será un reto para el macro-buscador, quien veremos cómo se las arregla para gestionar un anarquismo opinativo, que garantice unas reglas claras de juego, con los parámetros (para mi necesarios) del respeto e identificación verídica.
Pongo mucha confianza en esta potentísima herramienta, que aquí iremos comentanto y desgranando a medida que vaya progresando su definición y usos.