Creo que a estas alturas estamos bastante acostumbrados a ver cómo personajes más o menos famosos, en distintos países, abandonan su presencia en alguna red social, especialmente Twitter.
Y quizá sea Twitter el espacio que más “quitters” tenga por ser el medio más básico, más ‘sencillo’, menos pretencioso.. pero a la vez, más potente, de los más influyentes y uno de los más virales. Como publicaba The Huffington Post, y antes habíamos leído incluso en The New York Times, los motivos porque una celebrity deja Twitter pasan mayoritariamente por:
- aspectos de falta de privacidad
- porque la plataforma ‘les abruma‘
- por ‘presión social‘
- por culpa de algún incidente puntual
- porque querían llamar la atención
- por no soportar los trolls
Algunos de los personajes que han desfilado por el abandono, y muchos de ellos han vuelto al cabo de un tiempo, son Adele, Alec Baldwin, Miley Cyrus, John Mayer, Sinead O’Connor, Ashton Kutcher, Chris Brown, Jennifer Love Hewitt, Sylvester Stollone, Charlie Sheen, y un largo etcétera.
Vistos algunos casos con personajes famosos, vemos que su decisión fue más o menos justificada, incluso comprensible. Pero pensemos en un momento cómo sería el abandono de una marca. Su contenido, su base de seguidores, su reputación en Twitter y el conjunto de su identidad digital en internet. Tirar por la borda el esfuerzo en recursos de toda una estrategia proyectada a conseguir el crecimiento de una comunidad de seguidores entorno a su marca, para los objetivos que se hubiere fijado. Muy probablemente, no sale a cuenta.
Además, que una marca abandone un espacio de fuerte vínculo emocional, como podría ser Facebook u otros espacios que exigen ‘un seguimiento’ y cierto diálogo, el hecho de irse, forma parte de una ‘diplomacia digital’ no explícita pero que todo el mundo en Twitter interpreta y reconoce: romper relaciones.
Una persona quizá está más legitimado para ejercer su libertad individual, pero permíteme opinar humildemente que una marca, cuenta con la ideología y opinión de uno o varios grupos de personas, capacitadas en menor o mayor medida (pudiendo pedir ayuda profesional externa) para tomar las decisiones más adecuadas en cada momento para ‘asegurar’ la viabilidad de la marca y conseguir su crecimiento sostenido. El abandono de Twitter, por parte de una marca, sería en primera instancia extraño. Luego desconcertante por parte de la comunidad. Y si finalmente recapacitara y volviese a entrar, falta de criterio.
Una reflexión siempre me gusta hacer en el primer estadio de vida en Twitter con una marca: intentar transmitirle la importancia de ese momento. Puede que pase allí muchos, pero que muchos años..