La colonización 2.0 de espacios sociales puede haber llegado a su fin
Con el verano ya como perspectiva, la salida del nuevo servicio social de la factoría Google, el espacio Google+, ha vuelto a forzar un nuevo fenómeno de desembarque identitario al que ya empezamos a estar acostumbrados (y por qué no decirlo, un poco cansados) los que nos pasamos el día, y quizá parte de noche, en la red.
La apertura de un nuevo sitio web donde encontrar personas y compartir con ellas toda clase de contenidos siempre se espera con ilusión (y los números, comentarios y reacciones así lo corroboran), aunque empieza a notarse una cierta fatiga digital en volver a entrar nuestros datos (por mínimos y fácilmente traspasables que sean) en un sitio con el que “volver a empezar de 0”.
A demás, la presencia en n redes y sitios sociales simultáneamente sólo tiene sentido si hay motivo para ello. En mi caso concreto, y compañeros del sector, cabe exculparnos por estar en todos lados por la simple razón de que por nuestro desarrollo profesional debemos actuar de testers de todos los productos que luego debemos usar como herramientas para quienes trabajamos y nos debemos: nuestros clientes.