[disclaimer: refuerzo con esta nota que la opinión expresada aquí es estrictamente personal]
¿Una donación a una entidad sin ánimo de lucro tiene que comunicarse o por el contrario, debe hacerse sólo con el fin de ayudar, sin querer beneficiarse a uno mismo más que con el hecho de haber realizado la buena obra? ¿Caben las buenas obras branderizadas? Y si valen, ¿‘cuentan’ lo mismo, tanto si se dice quien la hace como quien no?
Una donación, ¿debe hacerse de sentimiento, por convicción, con ánimo de ayudar al prójimo?, o también vale hacerse con la buena imagen social que tiene para capitalizar ese beneficio, y mejorar la percepción pública de la marca ‘donante’?
Y entrando en el centro de lo que quiero compartir contigo, ¿es lícito que una marca use la donación como mecanismo de proyección comercial y marketiniana, aprovechándose de su fondo altruista, para ganar visibilidad propia e incluso condicionar la cantidad que va a donar en función de la audiencia que saque de la campaña?
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